Semblanza

Vladimir Rivera nació en el Estado de Puebla, entre el cotidiano pulso de una familia de comerciantes y el olor a carne fresca de la carnicería donde aprendió el oficio de su abuelo. Ese paisaje sencillo fue a la vez cuna y contraste: mientras tallaba días de trabajo común, albergaba en secreto un fuego distinto, una pasión por la actuación que ardía desde la infancia y se alimentó con películas como Apocalypto, El curioso caso de Benjamin Button.

La danza y el teatro fueron su primera geografía creativa; las tablas lo moldearon, las escuelas lo afinaron. Se formó en el Instituto Teatral de Puebla (Espacio 1900) y en la Universidad Studio TV, acumulando más de cuarenta puesta escénicas que pulieron su disciplina y le dieron herramientas para transformar el impulso en oficio. De ahí dio el salto a las plataformas digitales, la televisión y, finalmente, al cine, llevando consigo cada lección aprendida y cada caída convertida en experiencia.

Su trayectoria reúne títulos que corroboran su entrega: series y cortometrajes seleccionados en festivales, y participaciones en producciones como Coyote Paramount, la serie de Netflix Narcos México en su tercer temporada; en la pantalla grande protagoniza Correr para Vivir, ópera prima de Gerardo Dorantes, donde encarna a un corredor que late con la intensidad de las historias reales del norte del país. Aun así, no ha olvidado sus raíces: Emprende un negocio, una Heladeria la cual se ha ido afianzando como proveedor de cadenas de restaurantes del Estado de Puebla por su gran calidad, sabor y metodos artesanales para su elaboracion, que el mismo es el responsable de llevarlo a cabo, gesto tangible de su origen y de la dualidad que lo sostiene entre lo cotidiano y lo artístico.

Cada paso de Vladimir, habla de persistencia y decisión: la adversidad no fue obstáculo sino combustible, el lugar desde el que construyó su voz y afinó su mirada. Hoy, con 29 años, no solo asoma como una promesa: se perfila como una de las figuras emergentes más portentosas del cine y la televisión mexicana. Su historia invita a quedarse, a mirar el siguiente acto, convencidos de que lo que viene será mayor que lo que ya ha logrado.